Hoy
os quiero hablar de algo que me apasiona, del mundo de la educación y de la
formación, de los educadores, de los docentes y de los maestros.
Os
quiero hablar de esa profesión maravillosa que es el Arte de enseñar, del Arte
de aprender y por tanto del papel de la educación y la formación en todos los
ámbitos de nuestra vida, desde la escuela, hasta las familias, las empresas,
universidades, etc
No hay una profesión más
vocacional que la de maestro.
Enlace: EN BUSCA DE NUESTRA VOCACIÓN. http://eloyrubio.blogspot.com.es/2016/02/en-busca-de-nuestra-vocacion.html
Y
es que si queremos construir un mundo mejor para nuestros hijos y alumnos,
necesitamos ofrecer y construir una buena educación.
Se
trata de elevar el listón hacia un nivel
de calidad que permita que nuestros
alumnos y profesores adquieran las competencias y el desarrollo del talento que
necesitan y por tanto poder ofrecer mejores resultados.
En nuestras manos tenemos la
mejor medicina del mundo.
Tenemos
que dar una medicina renovada, de buena calidad y adaptada a las necesidades
del siglo XXI donde cobra vital importancia la sociedad del conocimiento, el
mundo digital, los idiomas, así como el desarrollo del talento personal y
profesional.
El sentido de la educación
y la formación debe ser mejorar la vida de las personas ¡¡
Aquí está la llave para
mejorar y cambiar el mundo ¡¡
Por tanto la educación y
la formación es la mejor herramienta para mejorar la vida de las personas.
¿Qué
podemos hacer ? Algunas ideas que quiero compartir:
-Inspirar,
motivar y acompañar a nuestros alumnos empleando nuevas metodologías y
tecnologías de acuerdo con sus capacidades.
-Ayudarles
a superar barreras, para que puedan abrir no solamente la mente sino también el
corazón.
-Fomentar
su deseo de aprender, de enseñar, la iniciativa para que tenga sentido lo que
van a hacer en la vida, su espíritu emprendedor, pensamiento crítico y todo
ello para incidir de manera positiva en su felicidad, desarrollando sus
capacidades y competencias.
-Fortalecer
la capacidad para las relaciones sociales y humanas así como enseñar y
transmitir unos valores que permitan vivir de manera más libre y democrática.
-Mejorar
y desarrollar el nivel socioeconómico de las personas y territorios para
mejorar la cualificación laboral y profesional, la productividad y la
innovación de las empresas.
Os quiero contar la FÁBULA DE
LA OSTRA Y EL PEZ (COSTA
CABANILLAS, MIGUEL Y LÓPEZ MÉNDEZ, ERNESTO.” Manual para el educador Social
(1996).Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.)
"Erase una vez una ostra y un pez. La
ostra habitaba las aguas tranquilas de un fondo marino y era tal su belleza,
colorido y la armonía del movimiento de sus valvas que llamaba la atención de
cuantos animales por allí pasaban.
Un
día acertó a pasar por el lugar un pez que quedó prendado al instante. Se
sintió sumamente atraído por la ostra y deseó conocerla al instante. Sintió un
fuerte impulso de entrar en los más recónditos lugares de aquel animal misterios;
y así partió bruscamente veloz hacia el corazón de la ostra, pero esta cerró,
también bruscamente, sus valvas.
El
pez, por más y más intentos que hacía para abrirlas con sus aletas y con su
boca, aquellas más y más fuertemente se cerraban.
Pensó
entonces en alejarse, esperar a cuando la ostra estuviera abierta y, en un
descuido de ésta, entrar veloz sin darle tiempo a que cerrara sus valvas. Así
lo hizo, pero de nuevo la ostra se cerró con brusquedad. La ostra era un animal
extremadamente sensible y percibía cuantos mínimos cambios ocurrían en el agua
y así cuando el pez iniciaba el movimiento de acercarse, ésta se percataba de
ello y al instante cerraba sus valvas.
El
pez, triste, se preguntaba ¿por qué la ostra le temía?, ¿cómo decirle que lo
único que deseaba era contemplar aquella belleza y compartir las sensaciones
que le causaban?
El
pez se quedó pensativo y estuvo durante mucho rato preguntándose qué podría
hacer. De pronto, se le ocurrió una gran idea: "Pediré ayuda", se
dijo. Sabía que existían por aquellas profundidades otros peces muy conocidos
por su habilidad para abrir ostras y hacia ellos pensó dirigirse. Pero sabía
que eran peces muy ocupados y no deseaba importunarlos. Deseaba que le
escucharan y que le prestaran su ayuda.
Comenzó
a dudar si aquella idea era tan buena. Pensó: "Seguro que estarán tan
ocupados que no podrán ayudarme. ¿Qué puedo hace?" Tras pensar algún rato
llegó a la conclusión que lo mejor era informarse por otros peces que les
conocían cuál era el mejor momento para abordarlos y cómo tendría que
presentarse.
Después
de informarse muy bien, eligió el momento más oportuno y se dirigió hacia
ellos. -
¡Hola! -dijo el pez -¡Necesito vuestra ayuda! Siento grandes deseos de conocer una ostra gigante pero no puedo hacerlo porque cuando me acerco cierra sus valvas. Sé que vosotros sois muy hábiles en abrir ostras y por eso vengo a pediros ayuda.
¡Hola! -dijo el pez -¡Necesito vuestra ayuda! Siento grandes deseos de conocer una ostra gigante pero no puedo hacerlo porque cuando me acerco cierra sus valvas. Sé que vosotros sois muy hábiles en abrir ostras y por eso vengo a pediros ayuda.
El
pez continuó explicándoles las dificultades que tenía y los intentos por
resolverlas. Llegó a decirles la sensación de impotencia que le entraba y los
deseos de abandonar tras tantos intentos fallidos. Los peces le escucharon con
suma atención. Le hicieron notar que entendían su desánimo pues ellos se habían
encontrado en circunstancias similares.
Le
felicitaron por el interés que mostraba en aprender y por la inteligencia que
demostraba tener al pedir ayuda y querer aprender de otros. El pez se sintió
mucho más tranquilo y esperanzado, les contó los temores que tenía al pedirles
ayuda y fue "abriéndose" cada vez más a toda la información que
aquellos avezados peces le contaban.
Escuchó
con atención cómo ellos también habían aprendido de otros peces y cómo,
incluso, hacían cursos de entrenamiento en abrir ostras. Escuchó cómo a pesar
de sus habilidades había ostras que les resultaban difíciles de abrir, pero
ello, más que ser un motivo de desánimo, les estimulaba a seguir investigando y
reunirse para intercambiar conocimiento y mejorar sus prácticas en abrir
ostras.
Los
peces continuaron en animada conversación. -Mira, algo muy importante que has
de lograr es suscitar en la ostra el deseo y las ganas de comunicarse contigo.
-Y; ¿cómo podré lograrlo? -De la misma manera que tú has logrado comunicarte
con nosotros y "abrir nuestras valvas " de pez.
-¿Cómo?
-Tú deseabas que nosotros te escucháramos y te prestáramos ayuda. Nos has dicho
que dudabas de si podrías lograrlo, ¿no es verdad? - Si, así es. –
Podías haberte quedado con la duda pero en lugar de eso diseñaste un plan de acción. Buscaste información acerca de nosotros, te informaste de cuál era el mejor momento de abordarnos y qué decirnos.
Tú
sabías que nosotros éramos muy sensibles a la expresión honesta y sincera de
“necesito vuestra ayuda”. También sabías que nos agrada, el reconocimiento de
nuestra competencia y veteranía en abrir ostras. Te confesamos que todo ello
nos agradó mucho.
También
nos gustó tú mirada franca y serena y tus firmes y honestas palabras.
Sí,
en efecto eso es lo que hice. Ahora que lo decís, mis "valvas de pez"
se sintieron también abiertas al notar que me escuchabais con atención. Me
agradó mucho el que os hicierais cargo de mi impotencia y ¿por qué no decirlo?,
me agradó también que me felicitarais por pediros ayuda. ..
-Claro,
todo esto suele ser recíproco -contestaron los peces.
-Muy
bien, pero ¿cómo podré hacerlo con la ostra?
No
conozco su lenguaje, sus costumbres, sus miedos, no conozco tampoco qué es lo
que le agrada...
-Bien,
también has diseñado un plan de acción para "abrir la ostra",
El
primer paso ha sido el de visitarnos para que te informemos de sus costumbres,
de sus miedos, de todo aquello que le agrada…
Te
podemos decir todo aquello que suele suscitar temor en las ostras. Les asusta
el movimiento brusco de las aguas; de hecho habrás observado que cuando hay
tempestades y se produce mucho oleaje las ostras están fuertemente cerradas.
Es
por eso que si te acercas a ellas cuando hay muchas turbulencias tendrás
grandes dificultades para lograr que se abran. Les asusta que algún animal se
acerque de modo imprevisto. Les agradan, en cambio, los movimientos suaves, los
besos y las caricias y que no se entre en sus interioridades sin antes
conocerse durante algún tiempo. También les agrada mucho que se les hable en su
lenguaje. Habrás observado que lanzan a través de sus valvas pequeñas pompas de
aire. Si las observas con suma atención podrás aprender los códigos que
utilizan.
De
este modo, los peces continuaron asesorándolo. Le invitaron a pasar largos
ratos observando el comportamiento de la ostra. Le invitaron también a asistir
a alguno de los cursillos que organizaban y le regalaron "El Manual del abridor
de ostras".
Tras varias semanas de
observación, aprendizaje y entrenamiento, el pez pudo por fin disfrutar con
aquella bellísima ostra.
Pudo, ¡al fin!, lograr entrar en las interioridades de la ostra y compartir las
sensaciones que le causaba. Pudo también
abrir otras ostras, incluso ostras extremadamente sensibles y que se cerraban
con suma facilidad.
Para terminar quiero poner en
valor el papel de los formadores y docentes, son los peces más capacitados para
abrir las ostras, para mejorar la vida de las personas, para transformar el
mundo y poder así a aspirar a construir un mundo mejor.
#SeOsQuiere #GenteGenial
Eloy Rubio Aranda
Fundador y CEO de Solunova
(Innovación para tu vida).
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