Esta semana hemos entrado en el mes de febrero, el mes del Amor y pronto será San Valentín. Por eso hoy os quiero contar esta historia:
Érase una vez un chico que en la
asignatura de religión le propusieron como actividad hacer un texto sobre el
matrimonio. El chico que lógicamente sabía poco o nada del tema se
puso a indagar en internet, pero abrumado de tanta y tanta información de la
que disponía se le ocurrió en lugar de buscarlo en internet preguntárselo a sus
padres y a sus abuelos y así con sus respuestas poder hacer el trabajo que le
habían mandado en clase.
La verdad es que no sabía que
preguntar sobre el matrimonio pero quería saber cuál podía ser la clave o
claves más importantes del matrimonio y por tanto de la familia, qué puede
hacer que haya matrimonios que vayan bien y sin embargo por qué cada día otros
mucho matrimonios fracasan y se separan.
A los primeros que preguntó fue a
sus abuelos que llevan ya 63 años casados y que creía que de este tema del
matrimonio eran bastante expertos. A ellos les preguntó ¿Por qué lleváis tantos
años casados y qué hacéis para que vuestro matrimonio funcione y para conseguir
la gran familia que tenéis?
Así sus abuelos le contaron que
las claves más importantes había sido la suerte de haberse conocido, de ser buenas
personas, sencillas, nobles y de buen corazón y luego que todo lo demás estaba
basado en el Amor, en estar siempre juntos, en decidir quererse toda la vida y
trabajar y sacrificarse el uno por el otro y por los hijos, siempre con mucho
cariño, diálogo y respeto. También que era fundamental practicar el perdón e
intentar ser un ejemplo de fidelidad para los hijos y nietos.
Luego el chico se atrevió a preguntar a sus padres la siguiente pregunta: ¿Cuántos años lleváis casados y cual es vuestro secreto para que el matrimonio os pueda funcionar?
Sus padres le dijeron que este
año en junio iban a cumplir 23 años casados y que la verdadera clave de su
matrimonio estaba en el Amor de Dios, en darse cuenta de que su matrimonio era
un sacramento en el que Dios derrama su Amor en sus corazones y conseguir que
los dos tuvieran fe en Cristo y vivieran también su fe dentro de la iglesia católica y
universal. Le comentaron que el Amor era la fuente que venía de Dios y que se
habían dado cuenta que dónde había Amor allí estaba Dios. Le dijeron que ese Amor
en Cristo era la fuerza que los unía y que el Espíritu Santo les iba poco a
poco transformando y santificando para que pudieran entregarse, aguantarse
y perdonarse y así poder caminar juntos a pesar de todos los problemas que les
pudieran ir surgiendo en la vida. También le contaron que era muy importante cultivar
el Amor con la confesión, la comunión, el diálogo y la convicción firme de que
la unión matrimonial iba a ser para toda la vida, de confiar y vivir en
Jesucristo y en la fuerza de la oración. Y por último en hacer las cosas siempre
con mucho Amor, eso era tener una buena actitud del uno hacia el otro y con los demás en la
vida.
Así con estos dos testimonios de
gran ayuda que le habían dado tanto sus padres como sus abuelos el chico
comentó en su trabajo de religión: me he dado cuenta de cuál
es la clave para el matrimonio y por qué hay matrimonios unidos y firmes que
son fuente de felicidad y otros que se van rompiendo con sufrimiento y dolor.
Creo el matrimonio es como una planta y que todo depende de dónde se vayan
alimentando las raíces de esa planta. Si tienen a Dios y su alimento podrán dar
abundantes frutos ya que Dios es la fuente de todo Amor y donde hay Amor allí
está Dios, por tanto la clave del matrimonio es el Amor.
Para terminar dejó escrito este fragmento de la biblia que es muy típico en muchas
bodas, “Si no tengo amor, no soy nada” Esto nos dice San Pablo en su primera
carta a los Corintios (Himno al Amor cristiano 1 Cor, 13, 1-13)
“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,
si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo estruendoso.
Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la
ciencia, aunque tuviera una fe como para mover montañas, si no tengo amor, no
soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas,
si no tengo amor, de nada me sirve”
Y colorín colorado, esta historia de Amor se ha terminado.
#SeOsquiere
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